En la residencia de personas mayores de la Junta de Andalucía El Palo conviven ancianos catalogados como grandes dependientes -con necesidad de todo tipo de cuidados- con enfermos psíquicos, sin que nadie haya distribuido a estos pacientes por áreas en función de su diagnóstico y tratamiento.

La sección sindical de USTEA en la Delegación Territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales en Málaga denunció ante la Inspección de Trabajo el pasado diciembre la situación que atraviesa la residencia, donde, según el testimonio del propio personal, los auxiliares de clínica se ven obligados a asear a los residentes conguantes de baja calidad "comprados en una tienda de chinos", lo que les expone al contacto con fluidos y posibles contagios.

"Hemos tenido enfermos con hepatitis que incluso han fallecido y los hemos tocado con esos guantes", denunció a este periódico un trabajador del centro.

El número de ancianos oscila entre 100 y 136 (plazas ocupadas de forma habitual), según los datos facilitados a la Inspección. El año pasado se cerró con 72 dependientes totales, 28 parciales y uno en cama 24 horas, además de varios que necesitan ayuda puntual.

Todos ellos deben ser atendidos por auxiliares de clínica, pero entre ellas se han incrementado las bajas por lesiones o estrés. El personal es tan escaso que a diario sólo tres auxiliares atienden cada planta, donde vive aproximadamente una treintena de residentes. Los auxiliares no pueden bañar a más de seis ancianos a diario, lo que supone que éstos sólo pueden disfrutar del baño una vez cada cinco días, según los propios trabajadores.

"Tres personas hacen todo: bañar, asear, hacer las camas, levantar a los enfermos, bajarles a la sala de terapia, cortarles las uñas, e incluso atenderles psicológicamente y darles conversación", afirman.

La falta de una atención adecuada provoca a veces una enorme irritación de los familiares que acuden a visitar a alguno de los ancianos ingresados, hasta el punto de que ha habido ya alguna agresión a uno de los auxiliares, y son frecuentes las quejas y faltas de respeto verbales, según las fuentes.

Durante las noches sólo dos auxiliares se reparten tres plantas con decenas de enfermos, muchos de ellos con alzheimer o demencia senil. Según el personal, son muchos los ancianos que sufren escaras por la deficiente atención que reciben.

Entre las quejas del personal figura además que en muchas camas de una de las plantas no hay enganches para las sujeciones, con el consiguiente riesgo de caídas y lesiones. Las propias auxiliares han tenido que habilitar unos enganches con vendas y tornillos, pero "tenemos habitualmente miedo a que se produzcan roturas y algún enfermo se nos caíga". El pasado 26 de enero los trabajadores pidieron formalmente que se dispusieran los enganches, sin que hasta ahora se haya solucionado el problema.

En el centro prestan servicio actualmente 38 auxiliares de clínica y ayuda a domicilio -de los que cuatro son contratados temporales-, de un total de 50 plazas creadas según la Relación de Puestos de Trabajo aportada por la propia administración. En los turnos de día hay tres auxiliares por planta, y por la noche una o ninguna.

Aún así, desde la Junta sostienen que el número de auxiliares "estaría por encima" de la ratio establecida en la Orden de 5 de noviembre de 2007 de la Consejería, por la que se regula el procedimiento y los requisitos para la acreditación de los centros para personas mayores en situación de dependencia en Andalucía, en virtud de la cual la ratio mínima debe ser de 0,3 (auxiliares de clínica por usuarios).