Hasta el diarío Público, quer hasta ahora ha mantenido un absoluto silencio informativo sobre las movilizaciones, no ha tenido más remedio que entrar a informar de lo que está ocurriendo en Andalucía y de paso ridiculizar a los dirigenters socialistas con una crónica titulad: "Vaya fachas más raros ¿No?" que os copio:
http://www.publico.es/espana/357688/vay ... s-raros-no
Al margen de su vinculación con el sector público, los manifestantes ofrecían un extracto social heterogéneo que hace intragable la ecuación "opositores a la norma igual a afines al PP". La izquierda se impuso en la batalla iconográfica hasta el punto de que la jornada recordaba más a una movilización antibélica que a una protesta contra el aborto. No obstante, el verde de CSIF y el naranja elegido por los funcionarios como símbolo del rechazo a la norma fueron los colores ganadores.
En la cabecera, junto a los líderes de los sindicatos CSIF, Ustea y Safja (parte de cuyo discurso ha corrido en ocasiones paralelo al del PP), estaba Diego Cañamero, líder del SAT, sindicato izquierdista. Disimulado entre el gentío sonreía Juan Manuel Sánchez Gordillo, emblema de la izquierda sin concesiones. Ondeaban decenas de banderas de CGT y la Unión Sindical Obrera. Jóvenes de plataformas sociales repartían octavillas e improvisaban tenderetes para vender libros de Marx.
Este periodista contó cinco banderas republicanas y una rojigualda. Las andaluzas eran imposibles de contar. Al cierre del acto una multitud salpicada de puños en alto cantó el himno andaluz. "Vaya fachas más raros, ¿no?", bromeó un joven. Aludía a la expresión de Mario Jiménez, el dirigente del PSOE que apreció "elementos fascistas" en los críticos. Ayer Mar Moreno, número dos de la Junta, insistió en vincular a los manifestantes con el PP, que está celebrando su convención en Sevilla: "Han elegido una fecha poco afortunada si no querían que muchos pensaran que hay una vinculación".
Os copio también la información sobre la manifestación que hoy publican en este mismo diario:
http://www.publico.es/espana/357684/una ... -andalucia
Una multitud de funcionarios sale a la calle en Andalucía
Decenas de miles de manifestantes piden frenar la reforma de la Junta de Andalucía
En un clima de hartazgo e indignación, una multitud se echó este sábado a la calle en Sevilla para exigir a José Antonio Griñán que frene su reforma del sector público andaluz y la empiece de cero. El decreto de julio encendió un descontento que la Junta no ha logrado apagar ni con su acuerdo con CCOO y UGT, ni con su nuevo decreto de diciembre, ni con la tramitación parlamentaria en curso. Decenas de miles de personas -la mayoría trabajadores públicos y opositores- se manifestaron en su segunda exhibición de rechazo a la reforma, tras la de noviembre.
José María Herrera, portavoz de la Plataforma de Empleados Públicos (PEPA), cifró "entre 70.000 y 80.000" los asistentes, algo que hasta los entusiastas veían exagerado. El sindicato CSIF, una de las 14 asociaciones convocantes, dejó la cifra en 50.000. Policía local y nacional señalaron a Europa Press que habían sido "entre 7.500 y 8.000". No obstante, agentes que seguían la marcha a pie afirmaron haber visto "pocas manifestaciones así" y daban por buena una cifra superior a 20.000. Datos aparte, la manifestación ofreció esas imágenes masivas de calles atestadas de gente bajo un abigarrado mar de banderas que convierten en un éxito innegable toda protesta. Y eso sin el apoyo de CCOO y UGT.
La idea de que la reforma generará "enchufismo" ha calado muy hondo
Hizo frío, pero lució el sol. Encabezada por un cartel que rezaba "Por un sector público de calidad, no a la privatización", la marcha arrancó en el Palacio de San Telmo a mediodía y se disolvió frisando las tres de la tarde junto al Parlamento. Lola Rodríguez, portavoz de la Plataforma de Opositores y Funcionarios, leyó allí el manifiesto consensuado, que exigía "derogar los decretos 5 y 6 de 2010 y paralizar el actual trámite parlamentario, que consideramos un mal clon". "No queremos -añadía- que se fomente la administración vertical con intereses partidistas y que, a golpe de ordeno y mando, de arriba a abajo, se presione a los empleados públicos, despojados de herramientas jurídicas para ejecutar su imparcialidad".
Incertidumbre
Según los sindicatos (CSIF, Ustea, Safja, SAT, USO...), la reforma genera incertidumbre, opacidad y discrecionalidad; compromete la independencia del trabajador, sometido a cargos medios y altos designados por criterios ajenos al mérito y la capacidad; abre la puerta a una confusión entre funcionarios y empleados sin oposición; abona el camino a la privatización... La palabra "enchufismo" circulaba por doquier. Muchos admitían que el decreto ha sido el detonante, pero que el cabreo de la mayoría viene de atrás y no es ajeno ni al recorte de sueldo ni al deterioro general del tejido público. "Pumba, pumba, pumba, el cortijo se derrumba", fue uno de los cánticos más coreados.
Los manifestantes quieren paralizar también el trámite parlamentario
Las agencias públicas estaban en el centro de todas las críticas. "Esto mete a unos recién llegados en el mismo bombo que a nosotros. ¿Y por qué lo negocian con CCOO y UGT, que no son más del 30% aquí. Se tenía que haber visto en la mesa sectorial", protestaba Carlos, de 40 años, funcionario en la Consejería de Turismo, que presumía de saberse el decreto al dedillo. Un veterano empleado público de Córdoba, que prefería no dar su nombre, protestaba: "Me van a pasar de fijo a indefinido". Pero eso no lo dice el decreto. "No lo he leído" admitía, antes de empezar a porfiar de repente contra "los políticos corruptos".
María Teresa, de 53 años, no se manifestó cuando le bajaron el sueldo porque, como mujer de izquierdas, creía que le tocaba "arrimar el hombro". ¿Qué pierde ahora con el decreto? "Yo nada. Soy funcionaria de Empleo en Granada con doble adscripción y puedo volver a depender del Estado. Es por el deterioro del servicio. Queremos independencia y no depender de los niñatos Loreal, enchufados porque ellos lo valen", explica. "Yo soy director de una oficina de empleo en Dos Hermanas", cuenta Pedro Javier Rebollo, de 48 años y liberado sindical de CSIF. "El próximo director entrará sin oposiciones", pronosticaba. Y añadía: "Respecto a que estamos con el PP, digo bien claro el PP ha sido el partido que peor ha tratado a los funcionarios".
Enrique Ogallas, de 41 años, asesor de microinformática en Córdoba, afirmaba: "Mis posibilidades de promoción se han ido por el desagüe. Cuando coloquen a todos los amigos del PSOE, no quedará tarta para nadie".