Artículo La ultraderecha imaginaria

[Rafa Rivero]

http://www.abcdesevilla.es/20110117/opi ... 62310.html

La ultraderecha imaginaria
ALVARO YBARRA PACHECO. DIRECTOR DE ABC DE SEVILLA

La desmedida reacción del PSOE andaluz contra los funcionarios que se oponen al «decretazo», también conocido como «decreto del enchufismo», es fruto de la estrategia de la desesperación. Ya que la gestión de la Junta está intensamente desacreditada tras tres décadas de gobierno y que pocos son los que confían en la capacidad del Partido Socialista para ayudar a Andalucía a superar su postración han decidido distraer a la ciudadanía con la invención de un enemigo inexistente al que cargarle las culpas de todo lo que ha ocurrido. Puestos a buscar un nuevo dobermann que enseñe los colmillos y asuste a la gente nada mejor que la ultraderecha, la amenaza del nuevo fascismo, los poderes fácticos que conspiran para arrebatar el poder a los progresistas que han convertido la administración pública en una agencia de colocación para simpatizantes y amigos.
Dicho y hecho. La pasada semana varios dirigentes socialistas han acusado de fascistas a los funcionarios, al Partido Popular, con especial atención hacia Javier Arenas, al sindicato mayoritario de la antigua Cajasur y a los propios sindicatos de funcionarios con excepción de los firmantes del «decretazo», UGT y CC.OO. Piensan los estrategas del PSOE andaluz que con estas descalificaciones y con la invención de amenazas inexistentes van a lograr atemorizar a la gente y a darle la vuelta a las encuestas. Creo que se equivocan. Lo único que van a lograr con discursos incendiarios e irresponsables como los que hace a diario el portavoz socialista Mario Jiménez es propiciar el enfrentamiento y la crispación social. En el PSOE se olvidan de que el PP ya ha sido gobierno en España durante una de las etapas más prósperas de nuestra nación, en la que no fue necesario aplicar los recortes sociales que ha tenido que poner en marcha a regañadientes el presidente Zapatero. También se olvidan los dirigentes de la Junta que llevan ya más de treinta años al frente de una administración que todo lo controla y que ha creado una casta de profesionales de la política que mantienen unos privilegios impropios de un sistema democrático. Los andaluces se han hartado de eslóganes y campañas de propaganda para ocultar la realidad de una región que sigue en la cola de las estadísticas de desarrollo de España y de Europa. Llamar fascistas a los críticos es un recurso muy manido que ya no funciona. Treinta años de gobierno es demasiado tiempo para intentar disfrazarse ahora ante la sociedad andaluza de pobres víctimas del rencor extremo de una ultraderecha que sólo existe como recurso propagandístico de los profesionales de la política.