Articulo: Peces y Funcionarios

[Rafa Rivero]

Os dejo un artículo publicado en el diario Huelva Informacion:

Peces y funcionarios
Marisa Fernández / Serrat |

UN sobrino mío, amante de los peces, se compró uno que alegraría la casa con su deslumbrante colorido y espectaculares cabriolas en el agua. Pero el pez engordó y engordó y hubo que cambiar el recipiente. Ahora nunca se sacia y cuando se le restringe la comida, devora a los otros peces, cada vez más aterrados.

Esta historia se asemeja a la que se está viviendo en la Junta de Andalucía. Hace ya años, como el resto de comunidades y países, decidió crear Agencias públicas, empresas a la que se responsabiliza de una misión, con profesionales a los que se contrata para tal fin. Una gran idea para conseguir metas necesarias y cuando no se cuenta con las personas idóneas. Las agencias no han dejado de crecer en personas y en presupuestos. Pero no estaba previsto en su desmedido desarrollo, que apunta a la voracidad, que llegase a mirar con apetito al personal más cercano, o sea, a los funcionarios de la administración pública. Mi sobrino es quien debe organizar la convivencia entre ese pez arrogante y sus vecinos. La Junta es la que debe poner orden en esa inmensa pecera de la administración pública.

Ya hace tiempo que se vienen oyendo apagadas quejas de funcionarios acerca de su cometido, de los recursos y su gestión. Tímidas protestas, emitidas siempre a título personal y no como colectivo, sobre falta de transparencia y necesidad de compromisos. La esperanza estaba puesta en ese Decreto 5/2010 para reordenar el sector público. La decepción les ha llegado cuando comprueban que lo que organiza para su mejora, son las Agencias, que seguirán sirviéndose de personas ajenas a la Función pública para encomendarles potestades públicas, que por ley corresponden a los funcionarios, sin concurrir en condiciones de igualdad, mérito y capacidad. Invita a pensar en una decidida apuesta por lo privado en detrimento de lo público. Confiar en la gestión privada no es malo en sí mismo, lo incomprensible es que lo haga quien presume de defender lo público. Ha de recordarse que los políticos pasan y se suceden, los funcionarios permanecen, gane quien gane las elecciones, constituyendo así una garantía de imparcialidad y estabilidad para la ciudadanía.

Lo bueno es que por una vez, los funcionarios se están atreviendo a salir a la calle y denunciar lo que se les viene encima. Los sindicatos fuertes les dan la espalda y casi todos los medios de comunicación les ignoran porque no cortan el tráfico del puente del Odiel ni queman neumáticos y no portan pancartas políticas. Son manifestaciones muy singulares porque no se pide dinero ni mejoras, sino que se demanda trabajo, ese trabajo para el que se han formado y que han ganado en justa competencia con otros.

El pez de mi sobrino podrá seguir creciendo, pero no a costa de comerse a los peces más débiles.